Buenas,
Ésta es una estupenda forma de restaurar cajas redondas como las de caramelos. En este caso las cajas que os muestro las conseguí en el Mercat d’ intercanvi de Sants. Me gustaron por su forma. tamaño, son ideales para guardar nuestras cositas y que estén ordenadas y no se nos pierdan.
La verdad es que una de ellas estaba mucho más deteriorada que la otra, así que la forré por dentro para tapar las imperfecciones y alargar su vida útil. Aquí os muestro todo el proceso, y sobretodo… el resultado, espectacular!!
Aquí os muestro las cajas tal cual, incluyendo el interior de la más viejita. Se supone que lo que le pasaba es que la habían mojado y no la habían secado adecuadamente, con lo que las gotas de humedad hicieron que apareciera la corrosión. Nada que no se pueda restaurar.
Después de pasar un paño limpio por toda la superfície cortamos unas tiras de papel del mismo ancho y largo de la caja con la tapa puesta. En esas tiras de papel pintaremos nuestro diseño. En esta ocasión he escojido realizar dibujos de florecitas negras sobre fondo rosa y corazones de colores verdes y dorados sobre fondo blanco. Lo pegamos con cola blanca a la circunferencia de nuestra caja y lo rematamos con celo para proteger la parte exterior del papel.
Luego pasamos a hacer el diseño de la tapa de nuestra caja con las telas que queramos. He utilizado fieltro, tela de bayeta ecológica y tela estilo puntilla. Hacemos nuestros dibujos a mano, nos podemos ayudar con plantillas como las que hice yo en su día.
Una vez cosidos los diseños a la tapa de fieltro, y adornados con lo que queráis, pegáis todo a la tapa con cola blanca.
Si queréis podéis tapar las letras laterales de las tapas con pintura acorde con el diseño elegido, o como he hecho yo, con esmalte de uñas en tonos metalizados. Cuanto más oscuro el color, menos manos serán necesarias. Lo tenéis que dejar secar en un lugar ventilado durante 24 horas.
Así queda el interior de nuestra lata más pocha una vez forrado de blanco.
Y el resultado final…